Ya dentro de las estéticas propias del siglo XX tenemos la primera pieza de esta antología, que no podía comenzar mejor que con Huapango, de José Pablo Moncayo (1912-1958), radiante obra de ritmo y alegría contagiosos, ideal para animarse el día con su escucha. La presencia de ritmos populares americanos es una constante en esta selección, y se ejemplifica con el Danzón nº 2 de Arturo Márquez (1950), así como con El Trópico de Carlos Chávez (1899-1978). Otra línea de utilización del ritmo, acorde con las corrientes musicales internacionales de su tiempo, la encontramos en Sensemayá, de Silvestre Revueltas (1899-1940),obra de fuerza salvaje y primitiva, inspirada en elsacrificio ritual de una serpiente. Se trata además de una de las obras de compositores mexicanos más asentadas en el repertorio internacional.
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