"Alma del pueblo es justamente
porque las cantaoras hemos entregado toda la vida y hemos sido tocadas
por la violencia de alguna manera, hemos sido mujeres desplazadas en
muchos casos", dice Camargo, considerada una de las mujeres con mayor
trayectoria en la música de tambora del Caribe colombiano.
En su pueblo, San Martín de
Loba (Bolívar), no solo se vivieron tres tomas de la guerrilla, sino
que estuvieron patrullados durante años por los paramilitares y a pesar
de eso -dice Martina- "no dejaron de tocar el tambor alegre". Se
resistieron a dejar de hacerlo.
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