Ella misma la ejerció, por muchos años, apasionadamente. Solo hay que recordar el recio debate que tuvo en 1969 con el prestigioso educador Agustín Nieto Caballero, quien sostenía que Picasso era un estafador y que cualquier niño podía hacer sus cuadros.
Con esas convicciones, Traba dirigió y encaminó el Museo de Arte Moderno durante sus seis primeros años, en una época de oro en la que en Colombia, según ella, "se produjo el salto de un arte que atendía a los requerimientos locales a un arte que funcionaba mucho más en consonancia con otros países".
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